Las situaciones más comunes en que nuestra mascota puede temblar son la ansiedad, el miedo o el descenso de la temperatura corporal, entre otras.
Principales causas
- Frío: si nuestra mascota tiene un descenso de su temperatura corporal. Ahora en invierno es más común esta sensación, por este motivo tienen temblores involuntarios para mantener los músculos calientes.
- Miedo o ansiedad: son emociones negativas, pero que también nos suceden a los humanos. En este caso debemos identificar que les genera esta sensación e intentar trabajarlo con técnicas de relajación. Deben de entender que eso que les da miedo no es peligroso.
Otros motivos pueden ser los siguientes:
- Lesiones: cuando un perro se lesiona puede provocar debilidad muscular.
- Efectos secundarios de algunos medicamentos.
- Enfermedades: cuando un perro se intoxica, cuando los riñones no funcionan bien, tienen alguna enfermedad cardíaca o del sistema nervioso, lesiones en la medula espinal… Si detectas que tu mascota se puede encontrar en una de estas situaciones recomendamos que acudas urgentemente a tu veterinario de confianza.
- Vejez: Cuando un perro es mayor implica la perdida de la fuerza muscular. Si el perro se agota físicamente, puede tener temblores musculares.
- Fiebre: cuando la temperatura de nuestra mascota es demasiado alta.
- Dormido: es una situación habitual cuando los perros sueñan, aun así no debemos despertarlos.
¿Qué puedo hacer?
- Si tu perro tiene frío, lo más recomendable es que lo tapes con una manta e incluso le protejas del frío con ropa para perros.
- Si está asustado o dormido, puedes tranquilizarle, ya que estos temblores no tienen mucha importancia.
- Si tu perro es de edad avanzada, los temblores se producen cuando realiza demasiado ejercicio físico, por lo que le convendría descansar.
- Si los temblores son por causas más graves, como ya hemos comentado antes, deberías acudir a tu veterinario, para que pueda hacerle una revisión de la manera más rápida posible para poder descartar cualquier enfermedad.