Los perros y los gatos siempre han sido comparados, una complicada comparación, ya que su evolución es distinta. Es cierto que diferentes estudios que han comparado la memoria de ambos animales coinciden en que los gatos se sitúan por delante respecto a la retentiva y aprendizaje, la causa de ello puede ser por el desarrollo cerebral del felino.
Por ejemplo, el aprendizaje en los gatos dura más tiempo que en los perros porque su tendencia a cazar en solitaria ha favorecido la retentiva en su cerebro.
Por otro lado, la memoria de los perros debe ser refrescada continuamente para mantener algunas actitudes, su cerebro ha evolucionado para trabajar en grupo y siguiendo a un líder.
En las dos especies encontramos que las memorias olfativas y visuales son muy buenas. Estos animales tienden a explorar todos los entornos nuevos para de esta manera tener una visión de su zona de caza y su hábitat.
La memoria de los perros es “memoria asociativa”, es decir, las normas y órdenes quedan asociadas a una palabra o acción de la persona, por este motivo son más a corto plazo. Su memoria a corto plazo es de 5 minutos y la de largo plazo permite recordarle palabras y gestos durante toda la vida.
La memoria de los gatos se cree que es mejor porque son más selectivos y recuerdan lo que les es de utilidad. Su memoria a corto plazo puede ser de 16 horas y pueden recordar personas con las que tienen un fuerte vínculo.
La diferencia entre ambas especies se encuentra en la retentiva. El cerebro del gato es el 1% aproximadamente de su peso corporal, y llegan a alojar unas 300 millones de neuronas, y por el contrario, los perros solo 160 millones.
